"La Salida" Parte III (Final)

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Parados cerca de la puerta del baño donde había una importante fila – claro, la cerveza les empieza a hacer efecto-, había que cruzar una pequeña pieza y salíamos al patio de la casa donde ya estaba tocando una banda, esquivamos un par de amplificadores y caminamos al fondo filtrándonos entre la gente.
Nos sentamos en una mesa de piedra, de esas que usan las familias para sus asados los domingos, estaba bastante floja y varios estuvieron al borde de caerse. A todo esto nosotros dos hablamos de los efectos que produce el alcohol en las personas (bah, y otras sustancias), momento en el que cayo otra amiga acompañada de una bolsa que incluida dos botellas de vino, las cuales vació en una pequeña olla de cocina que le dio la anfitriona, puro y sin hielo comenzaron a tomarlo, nosotros dos pasamos y seguimos con lo que teníamos de antes.
Mis amigos al notar que esa noche yo no iba a posar mi atención sobre ellos decidieron alejarse un poco, pero claro, como buenos amigos que son. Ellos se quedaron parados frente a la banda disfrutándolas mientras que nosotros dos nos sentamos en el suelo y seguimos dialogando. En un momento hubo un silencio, ella miro al cielo estrellado y yo le comencé a contar que de niño solía acostarme en el techo de mi casa por la noche y observar las estrellas en verano:
- Era algo muy entretenido para mí, podía estar horas y horas mirando las estrellas, a veces tenía un pequeño libro de astronomía para localizar las constelaciones.
- ¿Si?, yo también las observaba de niña, me gustaba sobre todo mirarlas desde el campo, ahí me sentía rodeada de estrellas y recuerdo que intentaba contarlas. ¿Ahora lo seguís haciendo, o es solo esta noche?
- Claro que lo sigo haciendo, es muy “terapéutico”, pero lo que más me gusta del cielo estrellado es que no me recuerda a nada, si si es eso, no me hace pensar en cosas perdidas ni proyectos a futuros, solo en nada, es ese sentimiento de niño sin preocupaciones.


Ella me quedo observando con una mirada tierna y me dijo “…nadie nunca me había dicho algo así de las estrellas”. Luego el tema de la anarquía también tuvo su espacio, rodeado de punks era imposible que no salga.
Cuando intente volver a encaminar la conversación hacia nosotros en acto presente, inesperadamente se sumo alguien para hacernos compañía, era un ovejero alemán adulto, se notaba que fue bastante mimado por su falta de agresividad. Intente alejarlo sutilmente pero mas se entrometía entre nosotros, lo que me llevo a levantar levemente la voz, lo ultimo que quería era correrlo a las patadas como mas de uno hizo en la fiesta. Ella miraba con gracia como intentaba negociar con el perro su retirada, en ese momento ella soltó un chiste: “Que falta de autoridad y de firmeza que tenés, los demás lo corrieron al primer grito jaja”, eso mucha gracia no me causo por que estaba quedando mal, pero se que solo lo dijo en chiste. Finalmente una adoradora de los perros le silbó para jugar con el y así por fin logramos estar solos nuevamente.
Entre charlas banales ella pregunto:
- “¿Qué es lo que mas te gusta de tu cuerpo?
- Mmm, la verdad que nunca me lo había preguntado, no sabría que decirte. ¿y a vos?
- Mis ojos, muy segura que mis ojos. ¿y qué no te gusta?
- Creo que mis brazos…
- ¿Por?
- No se, son delgados, no conmueven a nadie…
- Jaja “…no me recuerda a nada, no conmueve a nadie”, eso es un pensamiento punk?.
- No no, solo que no me parecen llamativos.
- Raro, para mí están bien. Lo que menos me gusta de mi son mis piernas, son “regordetas”.
- Raro, para mí están bien jaja.


Sin soportarlo mas me decido a expresarle lo que me pasa con ella, que siempre, desde la primera vez que la vi, que cruce una palabra con ella, se adhirió a mi mente, a mis libros, a mis películas favoritas, en cada canción de Calamaro o de tinte romántico ella estaba presente y todas esas cosas que decimos en esos momentos. Con sus ojos bien abiertos y a la par de “es lo mas tierno que me dijeron” yo le aclare de que si no se lo dije antes es por miedo, por que ella estaba saliendo con su novio y veía en vano decírselo. Tampoco pensé que ella se iba a fijar en mi, es demasiado bella y yo demasiado común. Y fue su momento de hablar:
- Desde que te conocí me caíste bien, me encanta hablar con vos, siempre fuiste muy demostrativo, y eso me gusta. No suelo tratar igual a los que quiero como amigos que a los que me gustan, y nunca te trate como un amigo mas, por si no lo notaste, vos también me gustas…
- Guau, la verdad me dejas sorprendido, la idea era decírtelo y que lo guardes en tu cartera, te lo lleves y vos sabrás que hacer con eso…
- No, eso no lo voy a guardar en mi cartera –mientras simulaba abrirla- eso lo voy a guardar dentro mió.
- Jamás pensé en que una chica como vos se fije en alguien como yo, no se, es como mudarme de mi humilde barrio a París de un día para el otro, es pedir algo y tenerlo todo de golpe.
- ¡No no!, sos la persona mas dulce que conocí, nunca conocí a un hombre como vos –¡por Dios, dijo hombre y no chico!-. No conocí persona tan caballera, tan atenta. Conozco a muchos hombres, y nadie tiene eso.
- Gracias, muchas se olvidan de mencionarlo.
- Pero antes que sigamos te quiero decir algo, yo recién estoy saliendo de una relación de bastante tiempo, no estoy en un estado en que pueda darte lo que necesitas y lo que te mereces. Yo hoy podría besarte, pero no quiero que seas un “chape”, quiero algo bien con vos, esperar un tiempo y empezar bien.
- Estoy en tus manos, seguiré haciendo valer el titulo de caballero que me cediste y respetarte.


En ese momento sentía como si me sacara un gran peso de encima, y se me sumara otro, pero otro que realmente quería tener. Sin quedar nada mas para decir, con un silencio que dejaba a la banda sonar de fondo -tocando buenos temas de Ramones de manera muy mala-, y en ese momento de calma me recosté unos segundos en su hombro derecho, mientras ella con sus dedos me despeinaba y me peinaba, me despeinaba y me peinaba. Luego me miro y pregunto si estaba dormido, levante mi cabeza y le dije que no, que solo pensaba, entonces me sonrió y se invito a dormir en mi hombro izquierdo, y yo la tome de la mano y nuestros dedos empezaron a jugar por si solos, acerco su mejilla a la mía y empezó a acariciarla. Me pregunto si era muy cruel, a lo que le respondí que ahora no, tal vez más tarde lo sea. Y de repente, la música dejo de sonar.
En ese instante en que todo quedo en murmullos un amigo se acerco y me dijo “lamento interrumpir pero acaba de caer la policía”. Muchos de los vecinos se habían quejado de la música tan fuerte y de los borrachos que constantemente rondeaban la cuadra. No quedo mas remedio que partir y buscar un taxi para ella, nosotros debíamos ir hasta la parada del colectivo que no quedaba para nada cerca, no teníamos demasiado para irnos en otra cosa.
Luego de que un par de taxista se mofaran de mí y me dejaran con la mano en alto pasando de largo, ella logro parar el primero con el que intento –mientras las risas de mis amigos coreaban desde la esquina-. Entonces se fue, no sin antes darme un abrazo y agradecerme por la noche.

Es así como pase lo que todo hombre tiene que pasar en la vida para conseguir esa compañera. Y sé, que desde este momento todo va a ser diferente, tal vez lo arruine en el futuro, pero esta noche me lleve más de lo que esperaba, todo salio bien.

2 comentarios:

Manuel Ruiz dijo...

Buena historia. Es como que te vas aemocionando y decis: se la chapa se la chapa!!
En fin, suerte maestro con la señorita de piernas regordetas.

Abrazo.

Anónimo dijo...

Hola, eso lo escribite vos?
Esta bueno y espero leerte muy seguido. Beso