“El Amor A Las Trompadas”

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-Que Maestro que soy –me dije por dentro cuando clave "La" frase en el ángulo de su risita.
Evité sonar “arjoniano”, pero tampoco era la idea patear desubicado a lo Bukowski hablándole de sus tetas y cosas así.
Hable mucho, conté mucho, expresé mucho porque es eso lo que hacemos los pibes no galardonados por la belleza, como para distraer su atención de nuestras barbas deformes o lunares mal paridos.
De apoco me acercaba al área chica, y los borrachos que iban y venían parecían defensores desesperados. Con la hinchada de fondo coreando el vómito de Daddy Yankee, seguí con el dominio de la pelota que se asemejaba al gol gritado antes de tiempo.
Desenfunde otras frases sabiendo donde me estaba metiendo. Ella aceptaba, reía y agradecía cada cosa que salía de mi. Su boca ya me dibujaba un beso certero y yo seguía plantando semillas de marfil en la mollera de su novio.
A la hora del remate rematé, como es lógico. Extendí mi brazo pecaminoso bordeando su cintura mientras la distancia entre sus labios y los míos se reducían lentamente.
En ese momento me sentí un romántico extremo, sentí una adrenalina correr por mi espalda, un estallido en mi nuca que era como ver las estrellas en el medio de las luces, más que mariposas en la panza eran como patadas en la boca del estomago y eso de volar no existió…
De hecho estaba tirado en el suelo, con una trompada en la cabeza y puntapiés en el abdomen. Entre tantas estrellas girando logre sintonizar la expresión embravecida de su pretendiente, un rugbier que con sus zapatillas de 600 mangos no tenía pensado dejarme consciente.
Ella gritando, música sonando, gente empujando, guardias haciendo su trabajo. Esa era la escena final luego de que te anulen el gol sobre la hora. Pero bueno, al menos no fui rechazado, sólo golpeado… Puta madre, no le pedí su número.



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“Cosas Claras”

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Viveza eterna, celeste y blanca,
Muertos en cajones papel madera.
Capos víctimas de quien sabe qué cosa,
Piezas de recambio, engrasados de más.
Iglesias y bostezos, ignorancia culta,
Niños curtidos, humillación en puerta.
Ratones de bolsillos aglutinados,
De sudores ajenos y de sangres hambrientas.
Todos terrenos, aires acondicionados,
Rayos solares, espaldas quemadas.
Millones y millones de millones,
Centavos y centavos de centavos.
Verdes que descansan en los Bancos,
Verdes que desaparecen de los bosques.



Hijos de puta que reinan en el campo,
Esclavitud y discriminación en el siglo XXI.
Mafiosos nefastos y destructores de la Nación,
Pobreza oculta con vidas arruinadas y degradadas.

Es mejor decir las cosas claras…

:::Dedicado a Natalí García:::

"No Es Para Tanto"

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Intento de mirar, lo que no me está mirando
Mirando el futuro del presente ausente
Ausente de originalidad de mi para con vos
Vos que me sonreís con distancia de amiga
Amiga que no quiero, ya tengo muchas
Muchas, son las gracias que aprendía a hacer
Hacer como si me importaras fue el error
Error de novato que aún arrastro de adulto
Adulto torpe, lo sé, pero de mochila cargada
Cargada está mi cabeza de planes a idear
Idear me rima mucho con ideal
Ideal sos vos, me sale escribir
Escribir tanto, en pocas palabras
Palabras que me faltaron de borracho
Borracho escucho consejos de depresivos
Depresivos no pienso tomar, no es para tanto…

“Perros Que Ladran”

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Me encuentro desnudo de nuevo dormitando en las vías del tren,
Es que intento seducirte mostrando que hoy tampoco maduraré.
La nieve que anida en mi alma, te cuenta que yo no avanzaré,
y suerte que estoy indeciso así no me confundo otra vez.

Despierto en ciudades dormidas buscando el insomnio que te dejé,
revisando entre el viento y el frío el susurro de mi gran timidez.
Y trataré de no hacer polvo esta roca con mis manos ansiosas de volverte a ver
Soltaré los perros que ladran en la madrugada, para que descanses del miedo y el stress.

Es que siempre te veo flotando elegante en el fondo del vaso de vodka
y me arrastra a estas hojas que con tinta celosa, me hablan de vos.
Como un Romeo que tose borracho en mi idioma, te leo en voz alta,
esas prosas baratas que esta noche, de nuevo no querés escuchar

Acuerdo en la esquina con los marginados, la vuelta del amanecer
estrenando una nueva resaca que me acompaña a casa, dichosa de ser.
Me harte de empezar siempre todos los domingos pidiéndote perdón
por tenerte presente cerca de lo más lejos que deseas tenerme.