"La Salida" Parte II

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Una de las consignas de esa fiesta era que había que llevar la bebida, por lo que en la caminata hasta el lugar buscamos un kiosco donde comprar el alcohol, obviamente fuimos al negocio con los carteles mas oxidados ya que tenia pinta de ser mas baratito. Entonces nos reunimos todos para debatir que íbamos a llevar, era mas que sabido que un par de cervezas seguro que arrimábamos, pero ella dijo “que tal un Gancia” y todos nos miramos “babosos” por que sabíamos que dio en el blanco. A todo esto, nadie tomaba la iniciativa de acercarse al vendedor a preguntar precios, por lo que ella -como lo demanda su personalidad- juntó las monedas y varios billetes rotos y fue directo a la ventana a hacer lo que nadie de nosotros hacia, comprar.
Mientras ella sacaba cuentas con el vendedor, uno de mis amigos me tomo del brazo y me separo unos instantes del grupo. Antes de que empezara a hablar yo dije “ya se, ya se, es bellísima”, y era justamente lo que me quería comentar, me felicito y me pidió que no lo arruinara –¡Por Dios!, era lo único que pasaba en mi cabeza, no arruinarlo-.
Cuando ya estaban listas las botellas para cargar y seguir el curso a la fiesta, el vendedor nos pidió que para no tener problemas con la policía, si podíamos llevarlas escondidas, a lo que nosotros accedimos. Uno de mis compañeros uso su mochila para guardar un par, otros la levaban debajo de las remeras, pero ella tenía una campera tejida blanca, muy linda, lo que las cubrió con eso y bromeaba meciéndolas, simulando que eran sus hijos, lo que provoco las carcajadas de todos nosotros. Tiene un sentido del humor increíble, es de esas mujeres que cuando están enojadas no se la agarran con uno, siempre improvisando chistes o imitando voces, la verdad que era imposible aburrirse con ella.

Al llegar a la esquina de nuestro destino, la música ya nos empezó a guiar para saber exactamente cual era la casa. Había mucha gente en la entrada, por lo que la organizadora de la fiesta salio a pedir que si iban a entrar que lo hagan de inmediato antes de tener problemas con los vecinos, y al compás de los Ramones ingresamos. Era una casa muy bella, unas rejas negras, un pequeño caminito de cemento de unos dos metros y medios, la fachada de la casa era de ladrillos vistos y una enorme puerta marrón de madera, a los costados había flores de diversos tipos, bien cuidadas por la dueña de casa.
Estando adentro, la chica que nos había pedido que entremos nos pregunto si quería que guardemos las bebidas en su heladera, y si queríamos que nos prepare ese Gancia, sedientos de tanta caminata todos dijimos “Si!” juntos con una notable sonrisa. En un instante nos trajo nuestra bebida en una botella de gaseosa cortada por la mitad, típico de un ambiente punk pero en desacorde con la elegancia de mi acompañante…

1 comentario:

*AntO* dijo...

ay no!esto es terrible!!!qiero saber como termina todo esto!!!esta muy buena la historia,encima q soy muy curiosa vs me dejas asi con la intriga ¬¬
lo buenisimo q esta historia es muchisima mejor q esas boludeces q se denominan "novelas" q dan en la tele...segui asi favioo!!!y contanos el final!