"El Sonido De Un Arma" - Parte I

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Jueves 18 de julio de 1993 llegando al medio día, todo el barrio con sus caras rutinarias y todas las veredas sucias de nuevo luego de la baldeada matutina, radios sonando con lo nuevo de Luís Miguel; todo calmado como lo suele ser a esa hora del día, pero dejo de serlo cuando a lo lejos se oye el sonido de un arma, algunos no sienten nada y siguen con sus quehaceres tarareando las canciones que escuchan. Los vecinos que lo sintieron comenzaron a salir sigilosamente, hay quienes bajaron el volumen de sus grabadores y solo se asomaron por las ventanas a medio abrir.
Todas las miradas se dirigían calle arriba, no era una principal, era de tierra con enormes e importantes pozos y deformidades, nunca fue asfaltada por que la línea de colectivo que entra en la zona no utiliza esa calle.
No se tarda mucho en que la gente comience a aglomerarse con rostros preocupados y llenos de incertidumbre. Las mujeres mayores mas asustadas querían conformarse creyendo que son solo niños jugando con pirotecnias, aunque era pleno invierno y no era ni día ni horario de algún partido de fútbol de ningún equipo local, pero también estaban las personas que esperaban lo peor.
Una de las casas ubicada en la cuadra parecía ser el epicentro del sonido que llamo la atención de todos, la de los Bonesi.
Los Bonesi eran una familia poco sociable, Rolando de 42 años era el padre de familia, era policía y todos sus compañeros siempre se burlaban de el por su constante silencio, decían que con esa actitud sutil y carente de autoridad no podía pertenecer a la fuerza. Su mujer Agustina de 37 años era muy bella, tenía un cabello largo, oscuro y ondulado, andaba siempre mirando hacia abajo, pocas veces se podía admirar sus ojos marrones claros, pero su mirada parecía asustada, confundida y hasta perdida. El matrimonio estaba junto desde hace 18 años, se casaron cuando ella tenia 19 y el 24; a esa edad ella tuvo a su primer hijo, Francisco que también había heredado la falta de sociabilidad, nunca en el colegio había hecho amigos, y también fue objeto de burlas constantes, pero nunca tomo represalias y ni arrojo un insulto. Cuando Francisco tenía 10 años nació su hermana Beatriz, era a la única que a veces se la veía jugar sonriente, pero claro, siempre sola. Hasta su perro doberman era extraño, había noches en las que era el único animal que se escuchaba pero solo le ladraba a la tapia que encerraba el patio como si se tratara de algún intruso. Un tiempo a Agustina se la dejo de ver por varios meses, luego se comenzaron a sentir llantos de un bebe, por lo que todos dieron por entendido que su ausencia fue debido a la maternidad, aunque nadie la haya visto embarazada.

Los vecinos mas valientes se acercaron hasta la puerta para poder observar un poco mas de cerca, la casa no era muy grande de un blanco ya amarillo, la humedad hizo lo suyo haciendo caer la pintura de gran parte de la pared, sus ventanas y puerta eran marrones, en la entrada había plantas bastantes mal cuidadas, y una pequeña verja con una puerta de madera un tanto despedazada.
Algunos a no sentir ninguna señal de vida llamaron a la policía, y la discusión de cuantos disparos se sintieron comenzó. Hay quienes están seguros de haber oído tres tiros, otros aseguran que fueron dos pero muy pocos solo escucharon uno.
Alberto Ramírez, -que era uno de los vecinos que siempre estaba para ayudar y era de los que siempre preguntaba como estaba la familia- fue el que se decidió golpear la puerta para ver si estaba todo bien, “Hay alguien en casa!!…”, y el silencio de todo el barrio esperando, pero nadie respondió, otra vez intento “¿esta todo bien ahí adentro?” y nada de nada. Apoyo su oreja en la puerta para ver si lograba escuchar algo o a alguien ahí adentro, todos los espectadores enmudecidos mirando a Alberto para saber que estaba pasando, giro hacia la gente y dijo haber escuchado unos leves ruidos de algo que se mueve lentamente y de algunos muebles.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pinta bueno. Tu estilo de escritura es muy periodístico. Ahora a ver cómo sigue.

Fabiana dijo...

Me dejaste con las ganas de seguir leyendo. Espero la segunda parte.

¿Es una historia real? Porque está muy bien contada.

Buen fin de semana.